Carta temática

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA – AZCAPOTZALCO
CyAD: TRONCO COMÚN / UEA: CULTURA Y DISEÑO II (1400030)
TRIMESTRE DE INVIERNO, 2017
Grupo DBT55: martes y jueves, 17.00 – 18.30; Salón de Cómputo Steve Jobs, edificio T
Grupo DBT54: martes y jueves, 18.30 – 20.00; Sala de Cómputo 2, edificio L
JORGE MORALES MORENO, PROFESOR*
Dpto. de Evaluación del Diseño en el Tiempo, CyAD, edificio H: área de investigación en Semiótica del Diseño; email: culturaydiseno01@gmail.com


I. Introducción
El curso de Cultura y Diseño II trata de la irrupción del diseño moderno en el contexto cultural mexicano de los siglos XIX y XX. A diferencia del curso anterior (Cultura y Diseño I), centrado en el diseño moderno promovido por la revolución industrial en el contexto europeo y norteamericano de los siglos XIX y XX (así como las innovaciones tecnológicas y estéticas que produjo),[1] este curso centra su interés en los aspectos culturales que contextualizaron el desarrollo de los diseños en México, prácticamente desde su conformación como nación independiente (1821) hasta los días que corren (2017).
Este interés por la cultura como contexto que ayuda a explicar la emergencia de los diseños en el país se debe, primero, a la ausencia de una revolución industrial propiamente dicha a lo largo del siglo XIX[2] y, segundo, al papel promotor del desarrollo económico (y por tanto industrial) que jugó el Estado mexicano a lo largo del siglo XX.[3] Así, la gran diferencia en el desarrollo de los diseños en Europa y los EEUU respecto a México, es que en nuestro país la génesis de una cultura material de carácter industrial (objetos elaborados en fábricas, no en talleres) arranca hasta mediados del siglo XX.
Semejante brecha tecno-industrial terminó convirtiéndolo en un país importador y consumidor de las innovaciones tecnológicas y científicas promovidas por países líderes en desarrollo industrial, generando una dependencia tecnológica no superada hasta la fecha.[4]
Por todo lo anterior, en este curso el concepto “cultura” resulta central, pues permite “rastrear” las modalidades que los diseños modernos adquirieron en México, más allá de la condición pre-industrial que caracterizó al país a lo largo del siglo XIX. Una perspectiva cultural permite estudiar estas modalidades bajo las formas de la arquitectura y las artes, específicamente la gráfica, la pintura, la escultura y la fotografía, todas ellas raíces creativas del diseño moderno del siglo XX mexicano. Así, los estudiantes tendrán que encontrar (o elaborar) una definición instrumental del término CULTURA que les permita entender las maneras locales en las que los diseños irrumpieron en el escenario mexicano, así como su posterior desarrollo, pues muchas de estas modalidades estuvieron vinculadas al tema de la identidad nacional (especialmente en el siglo XIX). Al respecto sugiero tres definiciones útiles con las que los estudiantes podrían trabajar a lo largo del curso:
a)       La del diccionario de la Real Academia Española: “3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.” (http://dle.rae.es/)
b)       La de Wikipedia: “Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo.” (https://es.wikipedia.org/wiki/Cultura)
c)       La del antropólogo Clifford Geertz:[5] “El concepto de cultura que propongo (…) es esencialmente semiótico. Creyendo con Max Weber[6] que el hombre es un animal inserto en tramas de significación[7] que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones.[8] Lo que busco es la explicación, interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie…” (en: La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 2003, 12ª reimpresión,[9] p 20)[10]
            De hecho, la primera actividad que los estudiantes deben realizar en el curso es escribir su propia definición de cultura en sus respectivos blogs (cuadernos de trabajo)


II. Objetivos generales y específicos   
General
-      Al finalizar los cursos de Cultura y Diseño I y II el estudiante comprende que el diseño moderno es resultado del desarrollo del capitalismo a nivel mundial, lo que implicó una serie de transformaciones radicales en las organizaciones políticas y sociales de la época, tanto en los campos de la economía (revolución industrial, cuando la hubo), la política y el pensamiento filosófico (revoluciones sociales), como en los del arte, la arquitectura (revoluciones estéticas) y la ciencia aplicada (innovaciones tecnológica),  que fueron influyendo y moldeando tanto la producción de los objetos de diseño como los gustos y preferencias colectivas
-      Al finalizar el curso Cultura y Diseño II el estudiante comprende las especificidades históricas y culturales que hicieron posible la irrupción de los diseños modernos en México, aún sin que experimentara una revolución industrial a lo largo del siglo XIX que transformara la economía rural que había heredado del pasado colonial
Específicos
-       Generar en los estudiantes la habilidad y el gusto por la investigación de temas históricos relacionados con la cultura, el arte y los diseños
-       Al finalizar el curso el estudiante obtiene un panorama general del desarrollo de las prácticas del diseño (industrial, comunicación gráfica, arquitectura), que puede relacionar con temas de carácter histórico-social, o bien con temas de carácter estético-cultural
-       Al finalizar el curso el estudiante entiende que el estudio del arte y de los diseños está intrínsecamente relacionado con el estudio y análisis de la cultura, los problemas sociales y las innovaciones científicas y tecnológicas


III. Temario

0: Presentación
0.1: Formas y modalidades de llevar el curso en el salón de clases
-          De la forma de evaluación:
- la calificación final para cada uno de los estudiantes dependerá de su bitácora de trabajo (blog), que presentará para su revisión crítica al final del trimestre
- el profesor determinará la calidad y cantidad de los ejercicio durante el desarrollo del curso en función de los temas tratados en clase
- la participación estudiantil en el salón de clases resulta fundamental para el desarrollo del curso (de ahí la importancia del blog como cuaderno de notas)
-          De la forma de impartir el curso:
- colaborativa y participativa a partir de una síntesis, comentario o ponencia del profesor
- los estudiantes interactúan como buscadores de información y generadores de nuevos conocimiento mediante el acceso simultáneo y directo a la red
-          Actividades extracurriculares:
visitas a museos locales y recorridos por ciertas calles del centro histórico de la ciudad de México (estudio de la arquitectura histórica y del paisaje urbano)
0.2: Discusión en torno al concepto de cultura
-          cultura como rasgos característicos (lengua, tradiciones, costumbres, historia) que identifican y diferencian a una comunidad (país, región, ciudad, barrio, pueblo), y que facilitan la identificación y comunicación entre sus miembros
-          cultura como trama de significados que el mismo hombre produce (y reproduce)
-          cultura como conjunto de objetos materiales (bi y tridimensionales) e inmateriales (memoria, imágenes, símbolos, tradiciones orales, costumbres, identidades, festividades, vestido, gustos culinarios, musicales y artísticos), significativos para una comunidad en un tiempo determinado


UNIDAD 1:[11] Los primeros diseños mexicanos, 1780 – 1910
Resumen
Cuando México logró la independencia (1821), la cultura visual y el imaginario colectivo del nuevo “ciudadano” habían sido moldeados, representados y socializados por las artes visuales (pintura, escultura, grabado) y la arquitectura propias del periodo virreinal, de clara tendencia religiosa. Sin embargo, a mediados del siglo XVIII proliferó una pintura de tema social (de alto contenido racial) centrada en la descripción física y social de las diversas castas que componían a la sociedad novohispana. Este género pictórico contribuyó a la formación de una gráfica popular que daba cuenta del vestir, los oficios y las costumbres de sus pobladores.[12] Este tipo de “pintura de costumbres” reforzaba las premisas verticales, jerárquicas y paternales propias de los valores de la corona española y perdió valor utilitario cuando las castas (y la esclavitud) quedaron abolidas por la constitución de 1824.
Romper con la tradición iconográfica heredada del pasado virreinal y sustituirla por una nueva, imbuida por un imaginario de carácter nacional, laico (de preferencia), patriota (por definición) e histórico (por naturaleza), fue uno de los objetivos de todos los gobiernos federales que se sucedieron a lo largo del siglo XIX, incluyendo los conservadores y al mismo emperador Maximiliano. Aunque la pintura, la escultura y la arquitectura jugaron en este escenario papeles estelares, le correspondió a la litografía (y al DISEÑO GRÁFICO que dio lugar) el mérito de haber iniciado, liderado y socializado semejante transformación. Introducida por el italiano Claudio Linati (1770-1832) al país en 1826,[13] constituyó el mejor medio de representación y difusión de la identidad mexicana a lo largo del siglo XIX. Generó imágenes memorables de gran realismo y buen oficio, MODERNAS y actualizadas (en técnica y temas) de los tipos, costumbres, oficios y tradiciones de los entonces novedosos mexicanos.
Otro gran protagonista en la construcción de un imaginario colectivo a base de imágenes impresas de gran difusión y bajo costo (en comparación con la pintura y la escultura) fue la fotografía. Si la litografía representó un medio moderno de reproducción de contenidos visuales por los temas que trataba, la fotografía lo fue también pero por la técnica empleada: la reproducción mecánica del objeto visual. Abocada también a los temas del presente, la fotografía mexicana del siglo XIX  encontró un amplio repertorio de posibilidades en la documentación del pasado prehispánico, el paisaje (natural, local, urbano), el retrato y la tipología social de los mexicanos (como la litografía).
Paralelo a la litografía primero y después a la fotografía, las Bellas Artes, esto es la pintura, la escultura, el grabado y la arquitectura académicas (patrocinadas en el país desde la apertura de la Real Academia de San Carlos en 1783), contribuyeron enormemente también a la renovación del imaginario colectivo y la cultura visual del país en un siglo asolado por guerras de todo tipo. En función de lo anterior veremos surgir una primera escuela de pintura de gran técnica e inspiración europea, que derivó en una incipiente “pintura de historia” a partir del último tercio del siglo XIX; y esculturas alegóricas que coqueteaban con el pasado indígena, más allá de los inevitables trabajos de orientación religiosa e incluso mitológica propias de un neoclásico tardío.  Esta mezcolanza de temas y búsquedas de “lo nacional” con estilos europeos fue también registrada por una arquitectura que copiaba las modas europeas sin renunciar a los edificios o monumentos conmemorativos del pasado indio.


Contenidos
1.1: Gráfica
-          El grabado académico (1783 – 1907)
-          La litografía (1826 – 1890): papel de artistas visitantes extranjeros en el desarrollo de una gráfica nacional
-          La fotografía (1839 – 1910)
1.2: Pintura
-          La pintura de castas de tradición novohispana (1750 – 1821): definiendo lo “popular”
-          La pintura académica (1783 – 1892)
-          La pintura de aficionados (siglo XIX)
1.3: Expresión popular
-          El vestido mexicano
-          La china, el prototipo de la “nueva mujer” en el México independiente
-          Periódicos, revistas, álbumes, calendarios, octavillas, almanaques
1.4: Arquitectura
-          Neoclásica (1783 – 1821)
-          Anterior a El Porfiriato (1821 – 1877)
-          Arquitectura de El Porfiriato (1877 – 1911)

Textos claves:
- María Concepción García Sáiz, Las castas mexicanas. Un género pictórico americano, México, Olivetti, 1989
- Claudio Linati. Acuarelas y Litografías (prol. José N. Iturraga de la Fuente), México, Sanborns, 1993
- El Iris, periódico crítico y literario por Linati, Galli y Heredia, México, 1826; edición facsimilar del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (introducción de María del Carmen Ruíz Castañeda; índice de Luis Mario Schneider), México, UNAM, 1988 (1ª reimp), dos tomos
- Arturo Aguilar Ochoa, “La influencia de los artistas viajeros en la litografía mexicana (1837-1849)”, México, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas - UNAM, Volumen XXII, número 76, año 2000, pp 113 – 141; en: http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/1890/1875
- Fausto Ramírez, “México hacia 1858: las artes visuales como el campo de una batalla simbólica”. En: Caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). N° 3 | Año 2013; en: http://caiana.caia.org.ar/template/caiana.php?pag=articles/article_2.php&obj=118&vol=3
- Frías y Soto, Hilarión et al., Los mexicanos pintados por sí mismos. Editado por Rosa Beltrán. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México (1997 [1855]) p. 537
- Emma Cecilia García Krinsky (coord.), Rosa Casanova et al., Imaginarios y fotografía en México, 1839 – 1970, México, Lunwerg, 2005
- Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, México, Trillas, 1993
Museos claves:
- Antiguo Palacio de Minería, UNAM: http://www.palaciomineria.unam.mx/index.php
- Museo Nacional de San Carlos, UNAM: http://mnsancarlos.com/
- Museo Nacional de Arte, MUNAL: http://www.munal.com.mx/



UNIDAD 2. El diseño moderno en México, 1910 – 2015
Resumen
El desarrollo de los diseños en México durante el siglo XX, especialmente el gráfico y el arquitectónico, estuvo acotado por la ideología nacionalista que las nuevas élites gobernantes impusieron al país, inspirada en la revolución política y social de 1910 – 1920. Las artes visuales como la pintura, el grabado y la escultura (antes “Bellas Artes”),  experimentaron una suerte de “renacimiento” al centrar sus temáticas en la cultura popular y florecer en numerosas escuelas populares que las administraciones federales y locales abrieron en diversas partes de la república (1920 – 1937).[14]
Al encabezar un proyecto cultural de gran envergadura, los “gobiernos de la revolución mexicana” (así se les llamó) pusieron de moda al país convirtiéndolo en un atractivo imán cultural para escritores y artistas europeos, norteamericanos y latinoamericanos. Los primeros[15] huían de los conflictos bélicos que asolaban a la Europa de la primera mitad del siglo XX (2ª guerra mundial, guerra civil española), en tanto que los norteamericanos[16] se fascinaban con el país vecino que pretendía salir del atraso centenario (al que lo había condenado el coloniaje español) mediante una revolución cultural abanderada por el arte, la escuela gratuita, el mestizaje y la cultura popular. Finalmente los latinoamericanos[17] que emigraron al país participaron con entusiasmo y originalidad en esa construcción original y única que fue la cultura mexicana durante la utopía posrevolucionaria (1920 – 1950).
Ese entusiasmo por la renovación de la cultura visual contagió  y alentó otros medios reproductores de imagen, como la fotografía que saltó del registro costumbrista y documental que la caracterizaba a principios del siglo, a un ejercicio más experimental y dinámica, a veces realista y otras surrealista, vanguardista o social.[18] Influyó sin duda en la construcción de estereotipos de identidad nacional, pues tuvo una difusión masiva en la estratégica industria gráfica (periódicos y revistas) que los gobiernos de la revolución alentaron. Gracias a esta renovación temática y al perfeccionamiento de técnica y oficio, la fotografía mexicana alcanzó la calidad de un sofisticado arte de la imagen, ejerciendo también una influencia notable en la naciente industria cinematográfica de la época (1930 – 1960).
Al promediar la primera mitad del siglo XX, la revolución industrial seguía siendo una deuda pendiente en México, empeñado más en consolidar un régimen político en función de un partido hegemónico y dominante (que asegurase la rotación del poder entre los miembros de la élite  política surgida de la revolución mexicana).[19] Lo anterior implicó al menos tres cosas: primero, un control férreo de la opinión pública; segundo, la implantación de una democracia ficticia, controlada desde el poder; y tercero, uso propagandístico de la cultura como medio ideológico para implantar una identidad nacional centrada en la “especificidad de lo mexicano” más que en la modernidad.
Precisamente fue en los años cincuenta donde se dio un viraje en las formas hasta entonces conocidas de difundir un imaginario colectivo sustentado en una idea de mexicanidad. Las razones de este viraje son más de carácter tecnológico que conceptuales (o filosóficas), y constata la transición de una cultura visual sostenida en la imagen impresa (o pintada), a otra sustentada en la imagen televisada, prolegómeno de la futura imagen digital de nuestros días.
Ligada a la irrupción de la televisión como el nuevo medio de comunicación masiva (a partir 1950),[20] esta emergente forma de difusión de imaginarios coincide con la decadencia de la Escuela Mexicana de Pintura,[21] sacudida por una generación de pintores y artistas visuales asociados a la “RUPTURA”,[22] una auténtica plataforma generacional de “nuevos” artistas cuyas representaciones ampliaron y refrescaron el panorama de las artes visuales en el país. Su influencia sigue estando presente en el contexto del arte contemporáneo mexicano.
Mientras las artes visuales se sacudían la modorra posrevolucionara de la primera mitad del siglo XX, la gráfica popular inyectaba a la cultural visual de la segunda mitad del siglo XX un protagonismo inédito en la difusión de imaginarios populares alternativos (a veces incluso críticos), bajo la forma de la historieta, el cómic y las caricaturas de contenido político (normalmente publicadas en periódicos de circulación nacional).[23]     
Esta breve síntesis de contenidos referidos a los diseños del siglo XX no pude terminar sin mencionar el papel vital que jugó y sigue jugando la arquitectura en nuestro país. De una arquitectura ostentosa y costosa que engalanaron los edificios públicos del El Porfiriato, deslumbrada por las modas europeas y confundida respecto a las supuestas “glorias” del pasado prehispánico, se pasó a una arquitectura nueva, moderna y revolucionaria que privilegió la función (y el costo), sin renunciar a la forma ni a la decoración acorde con los nuevos tiempos inspirados en la revolución.
Nació así una fusión de arte (pintura mural) y arquitectura pública cuyo mejor ejemplo lo constituye la Ciudad Universitaria de la UNAM (1952), el desaparecido Centro Urbano Benito Juárez (1952 – 1983) y Ciudad Satélite (1957).[24]  Más allá de las modas que los ismos internacionales suelen filtrar en los despachos de arquitectos mexicanos, la forma artística siguió impulsando gustos personales en materia de espacio y luz, volumen, color, símbolo y concepto, hasta llegar a una suerte de “sucursal de la posmodernidad” donde las edificaciones fashion de vidrio a la “neo-Mies” (es decir abstractas), uniforman la idea de una arquitectura global desprovista de referencias locales de identidad.[25]


Contenidos

2.1: Los diseños durante la primera etapa de industrialización en México (1920 – 1988): bajo la influencia del nacionalismo, el desarrollismo y la industrialización
-          Pintura mural, Escuela Mexicana de Pintura  y “ruptura”
-          Escultura Mexicana de Escultura (1927 – 1958) y la “nueva escultura” (1958 – 1992)
-          Escuela Mexicana de Fotografía
-          La arquitectura de la Revolución Mexicana: obra pública y urbanismo “a la mexicana”
-          Radio, Cine y Televisión
-          Cómic y cartón político
2.2: El diseño mexicano en la etapa de la globalización (1988 – 2015)
-          Arte contemporáneo (pintura, escultura, instalación, performance, fotografía, tecnoarte, gráfica, cine y video)
-          Arquitectura posmoderna
-          Panorama en el diseño gráfico e industrial mexicanos

Textos claves:
Un siglo de arte mexicano. 1900-2000, México, CONACULTA, INBA, Landucci Editores, p 183
Carmina Estrada (semblanzas), Fabrizio Mejía (prólogo), Un lugar común. 50 fotógrafos y la ciudad de México, México, Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, 2015, 255 pp
Raquel Tibol, Gráfica y neográficas en México, México, Casa Juan Pablo – Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, 2002, 303 pp

Museos y sitios claves:
Museo Soumaya (Plaza Loreto, Plaza Carso): http://www.museosoumaya.com.mx/index.php/esp
Antiguo Colegio de San Ildefonso, UNAM: http://www.sanildefonso.org.mx/
Palacio Nacional de Bellas Artes: http://www.palacio.bellasartes.gob.mx/
Museo de Arte Moderno: http://www.museoartemoderno.com/
Museo-Fundación JUMEX: http://fundacionjumex.org/es
Museo del Estanquillo: http://www.museodelestanquillo.com/
Museo de Arte Carrillo Gil: http://www.museodeartecarrillogil.com/
Ciudad Universitaria, UNAM: http://www.patrimoniomundial.unam.mx/
Museo Tecnológico de la CFE: http://www.cfe.gob.mx/mutec/es/Pages/home.aspx
Paseo de la Reforma, ciudad de México: https://es.wikipedia.org/wiki/Paseo_de_la_Reforma;
-          del monumento Estela de Luz (2012): http://www.centroculturadigital.mx/
-          a la escultura: El Caballito (1992): http://www.sebastianmexico.com/;


3: Conclusiones
Hacia un diseño contemporáneo: ¿para qué, hacia dónde? La importancia del “factor” cultural


* Sobre el profesor:
Jorge Morales Moreno (1956, Ciudad de Puebla) es licenciado en Sociología (1979, UAM –Azc), maestro en Arquitectura – Urbanismo (1999, FA – UNAM), con especialidad en Técnico - Urbanista (1985, IEAL, España) y estudios de doctorado en Historiografía (2007 – 2009, CSH / UAM – Azc). Ha sido docente en las Divisiones de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM – Azcapotzalco (1981 – 1987) y de la UAM – Iztapalapa (1981 – 1984), así como de las Divisiones de Ciencias y Artes para el Diseño de la UAM – Azcapotzalco (1987 - 2017) y de la UAM- Xochimilco (1993 – 1996). Profesor de Historia del Arte Moderno en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda (1986 – 1991; 2007 - 2017). Asesor - curador del Centro Multimedia del CENART (1995 – 1997). Profesor visitante en la Faculty of Environmental Studies (York University, Toronto, 2001) y en el Department of History of Art and Architecture (University of Pittsburgh, 2010 – 2011). Tutor del programa de becas Jóvenes Creadores del FONCA / Conaculta en el área de multimedia (2012 -2013). Investiga y publica textos relacionados con la historia del arte moderno mexicano.


Prof. Jorge Morales Moreno                                                   
CDMX, 25 de enero, 2017




[1] Algunas innovaciones tecnológicas: máquinas de hilar (1764), puentes de hierro y máquinas de vapor (1778), pila voltaica (1800), iluminación pública con gas (1807), cemento (1824), líneas de ferrocarril (1825), fundidoras de altas temperaturas (1828), hojas de vidrio (1832), daguerrotipo (1839), telégrafo (1844), elevadores (1852), máquinas de escribir (1865-68), teléfono y fonógrafo (1876), cinematógrafo (1895), etc.; Algunas innovaciones estéticas: el romanticismo, el realismo, el prerrafaelismo, el impresionismo, la arquitectura de hierro y vidrio, Art Nouveau y prácticamente todos los modernismos pictóricos y arquitectónicos del siglo XIX
[2] Aunque una incipiente revolución industrial inicia en México con la construcción de una amplia red ferroviaria durante los gobiernos de Porfirio Díaz (1877 – 1911), ésta tiene su apogeo hasta la segunda mitad del siglo XX (promovida, impulsada y subsidiada por el Estado, convertido en el gran empresario del desarrollo nacional)
[3] Mientras que en Europa y en los Estados Unidos de América las burguesías nacionales impulsaron el desarrollo de la industria y las innovaciones científicas y tecnológicas que la hicieron posible, en México esta tarea histórica recayó principalmente en el Estado surgido de la Revolución Mexicana (1910 – 1920), lo que generó una burocracia política empresarial que no siempre distinguió los negocios privados de la gestión política
[4] El estudiante curioso que quiera ahondar más sobre este tema puede revisar un viejo artículo de mi autoría, donde recojo los resultados de una investigación de mercado llevado a cabo por dos expertos  norteamericanos a propósito de la implementación de la primera tienda SEARS en México en (1947): Jorge Morales Moreno, “El diseño de la distribución: ideología de los hábitos de consumo. El caso de Sears Roebuck de México”, en Artefacto 5. Revista de Diseño Industrial, México, UAM Azcapotzalco, 1992, pp 17 - 25
[5] Antropólogo norteamericano (1926-2006), reconocido por sus contribuciones en el estudio de las culturas humanas como sistemas de comunicación. Su trabajo sobre la interpretación de las culturas es seminal en los estudios de posgrado en Estudios Urbanos
[6] Sociólogo alemán (1864–1920), autor del ensayo La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905), entre otras obras de singular importancia para el desarrollo de una sociología moderna
[7] Tramas de significación: redes de significado; sistema complejo de símbolos
[8] Significaciones: los sentidos de las palabra, frases o símbolos (literales o figurados)
[9] 1ª ed. en inglés: 1973; 1ª ed. en español: 1983
Sobre Clifford y su obra:
-          María García Amilburu, “Clifford Geertz. La interpretación de las culturas”; en: Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, núm. 58, agosto de 1998, Universidad Internacional de la Rioja, España; en:
-          Antonio Paoli, “Cultura y hermenéutica en Clifford Geertz”, en: Anuario de Investigación 2010, México, UAM Xochimilco, pp 607-627; en: http://148.206.107.15/biblioteca_digital/capitulos/356-4963lke.pdf
Sobre cultura en general:
-          What is Culture? Eric Miraglia et al., 1997. Una de las primeras páginas sobre el tema de la cultura (en inglés); en: http://richard-hooker.com/sites/worldcultures/CULTURE/INDEX.HTM
[11] Las dos UNIDADES del curso deben verse como OBJETOS DE APRENDIZAJE
[12] Inspirada ciertamente en las tradiciones francesa y española de representación de sus tipos y trajes regionales. En Francia, por ejemplo, entre 1840 y 1842 se publicó una colección con tipos y trajes nacionales titulada Les Français peints par eux-mêmes (https://archive.org/stream/lesfranaispein05pari#page/n5/mode/2up), y entre 1843 y 1844 en España con el título Los españoles pintados por sí mismos (https://www.wdl.org/es/item/10635/view/1/1/)
[13] Véase la interesante historia de la litografía en México (ilustrada) de Manuel Toussaint (1934):
http://www.artesdellibro.com/pdf/litomex.pdf; así como la célebre investigación que sobre Linati y su obra litográfica publicó Edmundo O’Gorman (1955):
[14] Fue el caso de la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa fundada en 1927, y refundada después en 1943 como Escuela de Pintura y Escultura (hoy Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, de la que  recientemente publiqué una historia: http://www.discursovisual.net/dvweb36/TT_moreno.html#_ftn54)
[15] Como Remedios Varo, Leonora Carrington, Wofgang Paalen, Antonio Rodríguez Luna, Enrique Climent, Luis Buñuel, Gabriel Figueroa, José Gaos, Benjamin Péret, Alice Rahon y Leon Trotsky. Jean Charlot llegó al país en 1921 aparentemente por razones familiares, pero pronto se hizo asistente de Diego Rivera en los murales de San Idelfonso y de la SEP, y amiguísimo de Paul O´Higgins, Edward Weston y Anita Brenner.
[16] Como Walter Pach, Edward Weston, Paul O’Higgins, Francis Toor, Bertram Wolfe y MacKinley Helm. Debe mencionarse aquí también a dos mujeres que, sin ser americanas, arribaron al país desde los Estados Unidos: la italiana, modelo, actriz y, después, fotógrafa y militante comunista Tina Modotti, emigrada a los EEUU desde los 16 años; y la escritora, antropóloga y periodista Anita Brenner, mexicana de nacimiento y principal corresponsal y traductora para el público norteamericano  del “renacimiento cultural” mexicano de los años 20, así como de sus eventos, hazañas y personajes más destacados. 
[17] Carlos Mérida, Luis Cardoza y Aragón, Francisco Zúñiga, Rómulo Rozo, César Moro
[18] En esta primera generación de fotógrafos modernos y vanguardistas que, al paso del tiempo, conformaron lo que se hoy se conoce como “escuela mexicana de fotografía”, destacan Hugo Brehme (alemán), los hermanos Casasola y Mayo, José María Lupercio, Edward Weston (norteamericano), Tina Modoti (italiana), Manuel y Lola Álvarez Bravo, Agustín Jiménez, Aurora Eugenia Latapi, Josefina Niggli y Rosa Rolanda (entre otros).
[19] Se trata del Partido Nacional Revolucionario (PNR: 1929-1938), transformado en Partido de la Revolución Mexicana (PRM: 1938-1946) y luego en Partido Revolucionario Institucional (PRI: 1946 a la fecha)
[20] Y, por supuesto, a la creciente urbanización que el país experimentaba, impulsada por el arranque de una “revolución industrial” patrocinada por el estado mexicano durante y después de la 2ª guerra mundial
[21] En la que participaron memorables artistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros (los “tres grandes”), Frida Kahlo, María Izquierdo, Felipe Leal, José Alva de la Canal, Guillermo Ruiz, Raúl Anguiano, Carlos Orozco Romero y 20 o 30 nombres más (igual de brillantes que los ya citados)
[22] Los pintores y artistas rupturistas fueron aquellos que se distanciaron de los temas sociales y nacionalistas que los pintores de la Escuela Mexicana explotaron al máximo. Los más evidentes de estos pintores jóvenes que confrontaron la pintura surgida por la revolución mexicana fueron aquellos que se alejaron de temas figurativos, o bien hicieron gala de una técnica expresionista, mucho más libre y propositiva que la técnica descriptiva de sus antecesores. Manuel Felguérez, Lilia Carrillo, los hermanos Coronel, Vlady, Enrique Echeverría, Gilberto Aceves Navarro, Vicente Rojo, Juan Soriano, José Luis Cuevas y Fernando García Ponce (entre otros grandes), oxigenaron, renovaron y alteraron la tradición figurativa de los pintores de la Revolución Mexicana, enriqueciendo la enorme tradición de pintura moderna mexicana (1821 – 2016). Si bien es cierto que en el “reloj europeo” la pintura de la RUPTURA se presentaba 40 años tarde respecto a los experimentos vanguardistas neo-figurativistas y abstractos propios del tiempo europeo, en el “reloj mexicano” su pintura vino a promover la innovación en las formas de producción técnica y conceptual de la obra, incorporando una actitud genuina por la experimentación y la expresión más allá de los cánones académicos, el buen gusto y un contenido social. En ese sentido, vio a actualizar el reloj atrasado del tiempo mexicano.
[23] Comics clásicos como La Familia Burrón de Gabriel Vargas, Los Supermachos y Los Agachados de Eduardo del Río (Rius), e historietas superlativas como "Las aventuras del sargento Mike Goodness", de El Fisgón, “El Santos vs la Tetona Mendoza” de Jis y Trino y “Fábulas de Policías y Ladrones” también de Trino
[24] Todas glorias del funcionalismo mundial (inspirado en la Carta de Atenas y en las obras Le Corbusier)
[25] Estoy pensando en el Triángulo de las Bermudas que construyeron en la avenida Paseo de la Reforma, entre el Museo de Antropología y la glorieta de La Diana Cazadora. Se trata de los edificios Torre Mayor (2003; 225.00 m de altura; 55 pisos); Torre BBVA Bancomer (2015; 234 m de altura; 60 pisos) y Torre Reforma (2016; 244 metros de altura; 57 pisos),   cuyas caprichosas formas geométricas sustituyen cualquier explicación sobre el significado mismo del objeto, del capital simbólico que aporta y de la interacción visual y espacial que establece con el medio ambiente donde fue construido. Lo de Triangulo de las Bermudas no debe verse con sarcasmo: cualquier cosa que caiga o sea construida dentro de los perímetros del triángulo formado por estas tres torres, desaparece literalmente del “mapa u horizonte visual” de la zona: ahí está la emblemática Estela de Luz (2012) para constatarlo

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